Hace unos meses las autoridades de la salud del Reino Unido, redujeron enormemente las recomendaciones respecto a la cantidad de alcohol a beber.
En el año 1995, las recomendaciones para los hombres eran de 210 cc de alcohol a la semana. Y hoy son de apenas 140 cc. Para las mujeres las recomendaciones son las mismas. ¿Porqué las redujeron?
Existe un consenso donde 1 unidad de alcohol= 10 ml de alcohol
- 1 copa de 175 ml vino tinto o blanco (14º alcohol), contiene 24 cc de alcohol, ó 2,4 unidades
- 1 copa de 125 ml vino tinto o blanco (14º alcohol), contiene 18 cc de alcohol, ó 1,8 unidades
- 250 ml de cerveza (4º alcohol) , contiene 10 cc de alcohol, ó 1 unidad
- 1 “shot” de 25 cc de whisky (40º alcohol), contiene 10 cc de alcohol , ó 1 unidad
- 1 “shot” de 30 cc de pisco (35º alcohol), contiene 10 cc alcohol, ó 1 unidad
Con esas cantidades se lograrían los principales beneficios (especialmente cardiovasculares) sin aumentar otros riesgos: daños al hígado (desde un hígado graso hasta llegar a la cirrosis), al páncreas (pancreatitis), al estómago (gastritis y úlceras) y al cerebro (demencia).
Son numerosos los estudios científicos que han demostrado que el alcohol protege el corazón y las arterias. El alcohol aumenta la dilatación de las arterias con lo cual la sangre fluye mejor y se reduce en algo la presión arterial. También se ha visto que el alcohol aumenta los niveles del colesterol HDL, este colesterol es el bueno, protector de la aterosclerosis y de los infartos. Mientras más alto esté el HDL, mejor. Esos dos efectos: vasodilatación y aumento del HDL lo logran todos los alcoholes independientemente que se trate de vino, cerveza, whisky, ron , pisco, vodka o gin.
La diferencia entre las diferentes bebidas alcohólicas radica principalmente en unas sustancias presentes sólo en el vino tinto y algunas cervezas. Son los polifenoles, moléculas con potente actividad antioxidante y que entre sus principales acciones están las de proteger a las arterias de desarrollar un infarto (al corazón o al cerebro), proteger a las neuronas y retardan su envejecimiento, reducir el riesgo de que algunas células se transformen en cancerosas y proteger a la piel de las radiaciones ultravioletas. Mientras más “áspero” es el vino, más tanino existe, más polifenoles contendrá.
Pero los polifenoles no son exclusividad de los vinos tintos y algunas cervezas. También están presentes en otros alimentos. 1 copa de vino tinto (175 cc) contiene la misma cantidad de polifenoles que un tazón con 360 cc de té negro (el que usamos corrientemente), ó en 142 ml de café filtrado, ó en 24 gramos de nueces, ó en 25 gramos de chocolate (70% cacao), ó en 85 gramos de arándanos, ó en 1 manzana y media, etc..
¿Entonces que ocurrió que las sociedades científicas llegaran a esta brusca reducción en el consumo de alcohol? Fueron las nuevas pruebas respecto a la relación del alcohol con ciertos cánceres. Hasta el año 1995 no existía suficiente evidencia científica respecto a si el alcohol aumentaba o disminuía el riesgo de desarrollar algunos cánceres. Hoy, sí existe.
En efecto, el alcohol aumenta los riesgos de cáncer al colon, mamas, hígado, laringe, cavidad oral, esófago y faringe.
Aparentemente el 4% de todos los cánceres se deberían al consumo habitual de alcohol, sin importar el tipo de bebida alcohólica, ya que es la molécula misma “alcohol” y sus metabolitos los que estarían involucrados.
De modo, que si le gusta beber vino, su consumo semanal no debiera sobrepasar las 6 copas. Y, si se trata de whisky, con 2 “shot” diarios, estaría dentro de lo recomendado.